viernes, 15 de julio de 2011

PRÁCTICAS DE PROFUNDIZACIÓN


Más allá de una exposición continua por parte del profesor o del trabajo constructivo de los estudiantes como lo acabamos de describir mediante diversas prácticas, es necesario que   al interior de la universidad y como parte de una formación más rigurosa y de alto nivel se desarrollen algunas prácticas de profundización del saber. Estás se  caracterizan por los altos niveles de exigencia que se dan para todos los participantes, incluido el profesor, en cuanto a la preparación, desarrollo y productos alcanzados como resultados de la actividad académica universitaria.

Ejemplos de estas Prácticas, son:
EL SEMINARIO
Según Campo y Restrepo (1993), la palabra Seminario  viene del latín seminarius que quiere decir "semillero: lugar donde se crían semillas para transplantarías".' María Moliner en su Diccionario de Uso del Español lo puntualiza en su forma figurada como "principio, raíz y origen de alguna cosa".[1]

Tomándolo en su sentido originario, la universidad alemana del siglo XIX apropia el concepto de seminario como una forma privilegiada de trabajo para la educación superior cuyo principal objetivo, para ese contexto, era el desarrollo de la ciencia. El seminario se establece como un método que facilita la creación y originalidad del pensamiento a partir de la lectura, el análisis y la confrontación sobre temáticas o autores específicos.

Es evidente que la concepción de Seminario en el ámbito universitario se inspira en diversos procesos de enseñanza practicados desde el Liceo y la Academia griega en donde la interrogación hacía aflorar la verdad y, más tarde, en los albores y desarrollo de las universidades en formas como la 'lectio' en donde maestros y alumnos leían y comentaban textos, o la 'collatio' y la 'disputatio' que se basaban principalmente en la discusión abierta para confrontar opiniones y doctrinas distintas.[2]

La universidad contemporánea, indistintamente de sus objetivos e intereses, se reconoce como el espacio propicio para consultar diversas posibilidades de verdad, para averiguar y analizar hechos y datos, para plantearse interrogantes, para analizarlos y escudriñarlos bajo todas las luces para despejar incógnitas, para estudiar a los que nos precedieron discutiendo sus hipótesis, teorías e Interpretaciones con el fin  de ir decidiendo cómo asumir sus aciertos y desaciertos.

La presentación y el debate de diversos modos de ver las cuestiones donde con más abundancia de resultados se realiza es en los seminarios, en los cuales , además, se fomenta la emulación en la investigación individual pero también el interés por el trabajo en equipo gracias a la combinación de tareas personales con su discusión en mesa redonda .Y son ocasiones inagotables para dar la posibilidad a la iniciativa y al trabajo original de los estudiantes; o sea, para la formación de futuros profesionales, investigadores y creadores de ciencia, cabalmente por eso se llaman seminarios: semilleros de sabios". [3]

El seminario fundamentado en esta concepción puede realizarse de muchas maneras. El seminario alemán no es el único, éste fue apropiado con modificaciones por otras escuelas europeas y más recientemente por universidades del nuevo mundo. Son famosos, por ejemplo, los seminarios de la academia francesa como el de Barthes, o como el de Lacan que, con ingeniosas variaciones, se desarrolla al margen de lo institucional.
Son, entonces, múltiples las formas de Seminario. No podría en este sentido hablarse de "el método de seminario", sino más bien del 'seminario como método', como camino que, con ciertas propiedades que lo especifican dándole su identidad, puede variar en sus maneras de recorrerse.



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